Semillas en nuestros barrios
La utopía fue a parar al sitio más inalcanzable, que era el futuro. Pero resulta que, distanciándola más y más, la perdimos de vista. Tanto que ahora es difícil imaginar un futuro que nos dé apenas ganas de levantarnos de la cama o imaginar que vendrá algo positivo. ¿Sabemos imaginar?
“Las mismas distopías que en origen trataban de advertirnos de lo que podría ocurrir han acabado convirtiéndose en el único porvenir posible y, qué paradoja, desmovilizándonos”